por amnistia y derechos fundamentales

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miércoles, 16 de noviembre de 2011

Movadef logra completar firmas requeridas para su inscripción


Hay emociones profundas que recorren el cuerpo, son de aquellas que confortan el alma y llenan de determinación las acciones. Había algo de eso en los activistas que recurrieron esta mañana a la segunda jornada de verificación de firmas en el local de la ONPE. Iban a “pelear firme por firma”, esta frase que se volvió una consigna frente a una serie de maniobras que intentaron detener la inscripción de su Movimiento. Pero este día tenía algo de especial.
 
Ya no se sentía mucho el sinsabor que dejaba cuando los funcionarios del estado les trataban de arrebatar la mayor cantidad de firmas y hasta sonaba con voz amiga. Días enteros, ya sea bajo la liviana pero persistente lluvia, aunado con las ráfagas de viento que traen consigo las largas temporadas de invierno.  Ya sea bajo el abrasante sol de verano que cubren las huellas dejadas sobre polvorientas calles de la barriada. Ya sea en los arenales, o bajo el preclaro y azul firmamento serrano, por donde sea que dejaron sus huellas activistas cargados de ideología y de optimismo en la mochila.
 
Todo ese trajín los ha traído hasta aquí, el activista rememora y no puede evitar aquellas emociones. Han sido dos largos años de forcejear en la lucha, muchos lo dejaron todo y acudieron al llamado de aquella voz que impone la historia. Dejaron su trabajo, a su familia, estudios, proyectos; dejaron hasta su propia vida y la entregaron a la causa. El activista Enrique Mendoza Quispe, de la base de Ate Vitarte, dejo de existir físicamente, atendiendo a esa voz. Muchos fueron detenidos, allí están los siete, que tuvieron que pagar con 15 días en los calabozos de Dircote el precio de la lucha y frenaron el intento del estado de criminalizar su principal bandera de lucha, la amnistía general.  Ha sido desde entonces, un acicate más en el persistir cotidiano en la meta.
 
Pero hoy es martes, han pasado exactamente dos años desde que el activista del Movadef se echó a andar. Son un poco más de las dos y en el ambiente se respira el dulce aire del triunfo. Un funcionario pide que ya no se continúe más con el verificado, porque se había llegado a la cantidad de firmas requeridas. Las poco más de 164 mil firmas pedidas se habían cubierto.
 
Varios gritos de júbilo, sonaron en la sala de trabajo, algunas lágrimas rodaron por aquellas mejillas sazonadas por el frio y el sol. Se había alcanzado la meta.




 “siento una alegría muy grande, muy inmensa, una gran emoción, al saber que todo el esfuerzo invertido en todo este tiempo, que son casi ya dos años, está viéndose expresado en logros que estamos arrancando como parte de nuestra lucha por amnistía general, por la libertad de todos los prisioneros políticos y de guerra y en especial por la libertad de Abimael Guzmán Reinoso. Hay una gran perspectiva, esto nos muestra que tenemos un gran camino que seguir construyendo y los hechos nos respaldan”. Fueron las palabras de Natalia, una activista de la base del Movadef en San Marcos. Una voz cargada de aquellas emociones que a pesar de los sacrificios llenan a la vida de su razón de ser.
 
Se va cerrando una etapa en la corta historia del Movadef, están todavía empezando el largo trajín que solo terminara en lo que siempre han buscado, la amnistía general y la conquista de los derechos fundamentales del pueblo.  Han cumplido con el requisito más importante  y difícil, con un total de 370 mil firmas presentadas cubrieron las 164 mil requeridas, la inscripción como organización política legal está a la vuelta de la esquina.    





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